Thursday, October 06, 2005

CIEGA


En el artículo de La Gata Loca hablaba de que a veces la pasión nos ciega; y justo ayer en la universidad conversaba con mis alumnas sobre aquello, a partir del caso del sujeto que violó y mató a la hija de su conviviente de 10 años. Resultó que una de mis alumnas era madrina de la niñita y me relataba como fue viendo con impotencia, como poco a poco su amiga se cegaba frente a los momentos de pasión que le entregaba el tipo, quien a ojos de todos los demás era un mal amor.
El tipo en cuestión era drogadicto, no trabajaba y siempre miraba con malicia a otras mujeres, pero ella no se daba cuenta o no se quería dar cuenta... ciega -supuestamente- de amor. ¡Qué equivocada estaba! pues ese hombre no sólo no la amaba, sino que era capaz de hacerle daño a su hija y no le entregaba más que instantes de frenesí en la cama.
Los relatos de mi alumna me tenían indignada, ya que yo trataba de argumentar que no me cabía en la cabeza el que esta mujer no se pudiera dar cuenta, antes de lo ocurrido, de lo malsana que era esa relación. Que el sexo es sólo un porcentaje de la relación, pero que a mí me importaba más la inteligencia, la tolerancia y el espíritu de mis hombres, pero escuché con mucha pena como otra de mis alumnas me decía que a las mujeres de estrato bajo no les importa nada de eso, sino sólo las competencias gimnásticas de un tipo en el lecho. Eso me hizo reflexionar que quizás muchas de ellas suplen las carencias de sus vidas con sexo, volviéndose adictas a él, porque son los únicos momentos de placer que se permiten, lo cual las lleva lentamente a caer al precipicio.
¡Qué triste es ser ciega! y no poder darse cuenta a tiempo de las consecuencias que tiene este estado de la negación como mujer, que implica el hecho de vivir sólo por y para el sexo, como exclusivo elemento relevante de tu existencia. En este blog jugamos a analizar a los novios y amantes que han pasado por nuestra vida, con los respectivos buenos y malos momentos que nos entregaron, pero nunca ninguna de nosotras se ha permitido llegar a anularse y volverse ciega por la pasión. De hecho como mujeres inteligentes tratamos de sacar enseñanzas de vida de nuestros pasteles y jamás tampoco aceptaríamos hombres pastel como el ratón Ignacio o el asesino descrito.
Creemos en el buen amor, en el verdadero amor, que no consiste en concentrarse sólo en la capacidad amatoria del otro, sino también en su cabeza y corazón. No basta con sindicarse como inteligente, hay que demostrarlo y seguir exclusivamente el camino de la calentura hasta volverse ciega, no es un ejemplo de esto.
pastelera 2


1 Comments:

Blogger Lula Towanda said...

Es triste "la ceguera de amor", pero es dificil curarla. En mayor o menor escala todas caemos en ella y algunas quedan atrapadas para siempre.

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7:21 PM  

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